La vi por primera vez en octubre…
Yo pedaleaba hacia clase y a mitad de camino se puso a llover. Me puse el chubasquero porque soy un chico previsor, más que previsor con experiencia, porque cuando el otoño comienza en Valencia ya sé que aunque amanezca con sol puede nublarse en cualquier momento y comenzar una pequeña tormenta que te cala hasta los huesos.
Los árboles se agitaban con fuerza y toda la gente que no llevaba paraguas se ponía a correr o a taparse la cabeza con chaquetas, mochilas o periódicos; pero ella no…
Iba con unos vaqueros medio rotos y en mangas de camisa pero ni siquiera aceleró el paso como los demás, parecía disfrutar con cada gota fría de lluvia que le resbalaba por los brazos… Tuve un pálpito en ese instante, era ELLA, la que hacía tiempo que andaba buscando. Me vi empujado a seguirla, a saber cuál era su nombre, qué estudiaba y qué música sonaba en esos auriculares… Pero tenía que esperar al momento oportuno porque en estos tiempos que corren uno no puede perseguir a muchachas sólo porque se lo dicte el corazón, destino o la pura casualidad…
La miré de reojo al pasar por su lado pero creo que no reparó en mi presencia, algo extraño, porque encima que ella iba a pie, invadía todo el carril bici sin ni siquiera darse cuenta…
Paré en la esquina y miré hacia atrás… esa chica extraña estaba con los brazos en cruz mirando las nubes y abriendo la boca para beber del cielo…
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