5/10/07

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Cuando Lola se marchaba nunca sabía si iba a volver.
No vivíamos juntos pero ella pasaba mucho tiempo en mi casa y eso me alegraba. Me gustaba verla rondar por allí. Aunque yo estuviera puteado haciendo trabajos y había días en los que no coincidíamos ni en el desayuno, siempre me relajaba notar su presencia. Escucharla trastear en la habitación de al lado, o su tarareo en la ducha, o simplemente cuando le daba por hablar sola.

Pero muchas veces me preocupaba que ya no volviese.
Creo que nunca se llega a conocer a una persona como ella. Muchas veces cuando la observaba mirando al infinito le cogía la cara y le preguntaba "¿pero qué coño tendrás aquí dentro?"

A veces tardaba en llegar una barbaridad y yo me preocupaba como un idiota. ¿Le habrá pasado algo?, ¿vendrá a cenar?, ¿quedará con su novio?
Siempre le pasaba algo para llegar tarde. Una vez se equivocó de metro, otras veces se quedaba leyendo cómics o simplemente se había distraído por el camino y no se acordaba por donde ir.
Pero lo que más me gustaba de su llegada era la energía con la que entraba. Y es que siempre entraba contoneando las llaves y gritando "dindindindindin". También gritaba "Wilmaaaaa" o cantaba... pero siempre dando un gritito. Así que cuando yo tenía un día jodido y ella me saludaba con una sonrisa o poniendo carazas ya se me pasaba un poco.

Una vez dijo que se iba y ya no volvió...

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