23/1/09

60


Mi madre y yo nos pusimos al día de todos estos años atrás viéndonos tan poco. La verdad es que pasé unos días en su casa que me sentaron muy bien. Me sentía protegido y a gusto. Me fuí pronto de casa, como muchos, a los 18 años. Y desde ese día prácticamente había vivido solo. Hasta que Txema y Lola se me agregaron para darme un poco de vida. Txema tenía razón, éramos un triángulo que no debía romperse. Cada uno le aportaba cierto equilibrio al otro. Txema y yo éramos la base, sabíamos que pasara lo que pasara nunca íbamos a rompernos. Y Lola estaba por encima, llevando a sus espaldas nuestros problemas y los suyos propios. Necesitándonos y dándonos de lado. Era la jefa, nuestro líder. Siempre era la que mejor se organizaba de los tres, nos hablaba con ganas y convicción. Algo le pasó que no nos quiso contar. Algo de lo que se avergonzaba y a día de hoy aún no conocemos. Pero algo le pasó porque su luz de repente se apagó. Y nosotros la respetamos...

Al darme cuenta que Lola era igual de necesaria para Txema que para mí, también me di cuenta de que había metido la pata al decirle lo que sentía. Porque si ahora ella decidía poner distancia entre nosotros, ¿qué íbamos a hacer? Teníamos que ser sólo amigos, ella tenía razón. Si éramos algo más podía no funcionar y entonces ya no habría arreglo. Deseaba llamarla pero me contuve, esperaría a que ella diera el primer paso. Pero no lo dio. Pasaron las fiestas, el año nuevo, los reyes magos y Lola no me llamaba. Pero llamó a mi madre para felicitarle el año. A mi me daba igual, lo que ella no sabía es que cuanto más cabezona se ponía más me gustaba a mí. Hablaron como diez minutos y yo detrás de mi madre dándoles golpecitos en el brazo como un niño pequeño. Al final me la pasó, después de no sé cuantos días asquerosamente largos, su voz:

- Hola patato
- ¿Patato? ¿Ahora me llamas patato?
- ¿Sabes que tardé casi 6 horas para montar el barco de Peter Pan?
- ¿Tan grande era?
- Grande y con un montón de detallitos. Y después de tirarme tanto tiempo mi hermano se ha puesto a jugar con la caja, se ha hecho una nave espacial con ella.
- Qué rico, suele pasar
- El año que viene le regalo una caja de cartón y un tarro de lápices
- ¿Y a ti qué te han traído?
- Nada, parece ser que ya soy mayor, pero bueno, me quedaré el barco de Peter Pan si mi hermano no lo quiere...
- ¿Cuándo nos vamos a ver?
- No lo sé
- ¿Qué tal la nochevieja?
- Larga y dura. Jajaja
- Qué pava eres! ¿No te ibas con tu primo, su novia y sus hermanas?
- Sí. ¿Y?
- Habrían chicos guapos no?
- Sí. ¿Y?
- Pues no sé, que siempre viene bien tontear en nochevieja.
- Javi, sólo hace una semana que me dijiste que me querías, ¿me estás diciendo de verdad que tendría que haberme enrollado con el primer pijo borracho que se me acercara?
- No, si te has enrollado con alguien me muero.
- Pues un tío me tocó una teta
- ¿En serio?
- Sí qué asco, iba de alcohol hasta las cejas y empezó a tontear conmigo y con mis amigas y se nos agarró del hombro y le tocó una teta a cada una. La verdad es que me entró la risa pero le quité el brazo enseguida. Por lo demás, un merderol. La música era pachanga asesina, hacía frío y cuando me entró el bajón me abracé a la barra del bar y la prima de no sé quién empezó a darme consejos sobre amor. Además consejos de revista adolescente, porque la tipa no era ni mayor de edad.
- ¿Y qué le dijiste?
- Pues le dije, ¿perdona bonita pero a ti te han follado alguna vez?
- No puede ser
- Claro que no joder, cómo le voy a decir eso a la pobre, si la chiquilla sólo intentaba consolarme pero pensé en decírselo mil veces. Quiere que nos vayamos de compras al centro comercial. Ya hemos intercambiado número de móviles y todo.
- ¿Puedo ir con vosotras?
- ¿Para qué?
- Porque necesito el nuevo pintalabios que ha salido
- Venga no seas bobo. Sabes de sobra que necesito conocer a gente. Paso tanto tiempo con vosotros que ya no sé mantener conversaciones con otras personas.
- Eso me suena mal
- No te pongas paranoico, sólo digo que a veces necesito hacer cosas de chicas, que en realidad nunca hago
- Nunca las haces porque no te preocupan. Irse a un centro comercial de compras no es de chicas, es de idiotas. Con nosotros también haces cosas de chicas
- Venga va, pero si ya me siento con las piernas abiertas y todo. Además ahora mismo llevo puestos unos calzoncillos tuyos, esos de cuadritos tan monos
- ¿Ves? Ponerse unos calzoncillos es muy femenino. Y además, eso lo hacen las novias, así que ya nos queda menos.
- Ay no empieces con el tema
- Bueno pues si no quieres ser mi novia devuélveme los calzoncillos
- Vale
- ¿Vale qué?
- Que sí, que ya te los daré. Bueno, tengo que ir colgando ya
- No, espera Lola. ¿Cuándo nos vemos?
- Pues no lo sé Javi, ahora ando muy liada y tengo muchas cosas que... bueno venga, mañana
- ¿En mi casa?
- No, en algún sitio más neutral. Invítame a un café. Mañana te llamo.
- ¿Se lo digo a Txema también?
- Lo que quieras, pero tú y yo tenemos que hablar
- Lo dices muy seria. Es malo a que sí.
- Que no es nada. Simplemente tenemos que hablar, sobretodo tú. Adiós.
- Hasta mañana

22/1/09

59

Para navidades Txema al final se fue a su pueblo. Y yo por no quedarme solo y asqueado en casa, le di el gustazo a mi madre y pasé en su casa los días de fiestas. Además Guillem, su novio y futuro marido, tampoco estaba así que fue como recuperar un poco de tiempo perdido. Mi madre es una tía enrollada. No he tenido padre así que mi madre hizo lo que pudo y creo que no lo hizo nada mal. Siempre hemos sido muy independientes el uno del otro pero eso no quita para que no estemos unidos.

- Bueno mamá, soy como el anuncio y vuelvo a casa por navidad.
- Pues tendrás que dormir en el sofá hijo porque tu habitación ahora es un despacho.
- No pasa nada
- ¿No te habrá sentado mal verdad? No vives aquí desde que tienes 18 años y esta casa es muy pequeña. Aunque estoy pensando en venderla.
- Pero qué dices, ¿cómo vas a vender esta casa? Si llevas toda la vida aquí.
- Mira cariño, he estado hablando con Guillem y ahora que nos vamos a casar y a vivir juntos creo que deberíamos empezar nuestra relación de cero. Pero antes de vender esta casa quería preguntarte que si tú la quieres podríamos arreglar todos los papeles.
- No mamá, yo no quiero esta casa.
- Podrías vivir aquí con Txema. No quiero meterme en tus cosas, ya eres mayor. Sólo digo que antes de vender esta casa prefiero que la tengas tú. Podrías arreglarla a tu gusto.
- Es que mamá, yo vivo de alquiler precisamente porque no quiero comprarme una casa, ni aunque me la regalen. Quiero decir que aún no sé muy bien lo que quiero hacer con mi vida. No quiero tener una casa para no atarme a nada de momento. Creo que deberías venderla y quedarte el dinero.
- Bueno, aún no está en venta así que piénsalo y si cambias de idea lo arreglamos. Voy a abrir el vino que tienes una cara muy rancia. ¿Qué te pasa hijo?
- No sé.
- No serás de esas personas que se deprimen cuando llega la navidad no? Porque al menos nosotros no tenemos motivos para hacerlo.
- No sé mamá, es que he pasado por una época un tanto extraña. No sé muy bien qué quiero y lo que sé que quiero no puedo tenerlo.
- Toma anda, bebe un poco, que el vino es bueno para estas cosas. ¿Cómo está mi Lolita?

Vale, esa es otra. Mi madre y Lola se habían hecho amigas. A veces quedaban para contarse cosas y no tomaban café como las personas normales no. Bebían tequila. Mi madre es tan enrollada que creo que nunca se ha comportado como una madre. Mi madre tiene un instinto animal, un día vi en un documental cómo un pájaro empujaba a los pajaritos desde el nido para que aprendieran a volar. Los pajaritos estaban acojonados. Había mucha altura y sus alas eran demasiado pequeñas, no se sentían seguros. Aún así la mamá pájaro los empujó sin compasión y aunque los pajaritos movían las alas se pegaron una ostia tremenda. Así es mi madre.

- Tu Lolita como siempre. Sorteando este bache supongo.
- Ay la pobre. A veces me da mucha pena lo que han hecho con esta chica. La han hecho crecer demasiado deprisa y luego esos momentos ya no vuelven nunca. Con todo el potencial que tiene y todos los sueños que tenía. Y ahora va como alma en pena. Dentro de unos años ya verás.
- Nunca lo había visto así. Tienes razón, ha crecido rápido, supongo que por eso a veces explota de esa manera. Ahora mismo está bajo presión y no me he dado ni cuenta. ¿Por qué dices eso de dentro de unos años ya verás?
- Pues no lo sé, espero equivocarme. Pero cuando a uno le hacen crecer rápido y se salta algunos pasos luego llega un momento en que se quema. Y ahora va a un ritmo trepidante. Y es una chiquilla demasiado sensible. Siempre sacrifica su bienestar por el de los demás. Bueno, no es que sacrifique su bienestar, es que sacrifica su vida entera. Y uno puede sacrificar ciertas cosas, pero hipotecar su vida de tan joven es demasiado. No debería de tener responsabilidades tan grandes. Creo que está haciendo más de lo que yo hice cuando tenía su edad.
- Mamá, tú te fuiste del pueblo a la ciudad embarazada de mí. Aquí no conocías a nadie y estabas soltera. Y además tenías 20 años.
- Sí, y no fue fácil. Pero al menos fue mi decisión. Creía firmemente que al venir aquí sería lo mejor tanto para mí como para ti. Pero Lola no ha tomado las decisiones en base a lo que ella quiere sino a lo que se supone que debe hacer. Y créeme, le pasará factura. Y ahora no sólo está estancada, va perdida. Y además no le gusta lo que está haciendo. Y este es el primer consejo hijo mío que te voy a dar como madre. Siempre debes hacer lo que te hace feliz. No importa lo mucho que te equivoques. Siempre hay que ir persiguiendo el sueño hasta alcanzarlo, porque no hay nada peor que arrepentirse de lo que uno hace o deja de hacer. Y otra cosa te digo, el dinero no da la felicidad. Y con esto no me malinterpretes, el dinero es necesario para vivir pero no para ser feliz. Hijo, sé de sobra que no quieres trabajar en lo que has estudiado. Y no te voy a dar ninguna charla. Sólo pregúntate que quieres hacer e intenta conseguirlo. Y eso es lo que deberías de trasmitirle a Lola. Si de verdad le hace sentir feliz lo de ser profesora de literatura que se deje el trabajo social. Qué más da si le tiene que rendir cuentas a alguien. Al fin y al cabo, en realidad cada cual le rinde cuentas a sí mismo. Y eso es lo que importa. Y ahora brindemos por la inspiración.
- Mamá
- ¿Qué?
- Siempre lo has hecho bien.
- Bueno, hice lo que pude y ahora mírate, ya eres todo un hombre. Tú tampoco lo has hecho mal.
- Le he dicho a Lola que la quiero
- Ya lo sé, me lo ha contado.
- Estoy hecho un lío.
- Ya lo sé, se te ve en la cara
- Hace unos meses me intenté suicidar. Lola me hizo un torniquete con su camiseta y me llevó al hospital. También me acompañó a todos los médicos y me estuvo cuidando durante mucho tiempo, no me quitó un ojo de encima. Ni siquiera me preguntó por qué lo había hecho.

Mi madre empezó a llorar y me abrazó.

- ¿Y si ella no llega a aparecer?
- Pues que me muero. Lo siento
- Yo tampoco te preguntaré el porqué... entonces no lo he hecho tan bien como dices
- Mamá, no le des vueltas. Fue una estupidez
- Y tanto que sí. ¿Cuándo dejaste de ser alegre?
- No lo sé. Hace mucho tiempo que hago las cosas mecánicamente. Mis días son oscuros y no sé por qué. Pero Lola es un virus muy contagioso. No sé como consigue salir adelante y arrastrar con ella a todos los que se cruzan por su camino. No sé por qué es tan buena y todos la tratan tan mal. No sé como ayudarla. Sólo sé que ella me hace reír.

20/1/09

58

Cuando llegué a casa se lo conté a Txema.

- Se lo he dicho
- Javi, ¿cómo me has dejado que le soltara todo eso?
- No es mi culpa, te dije que no la llamaras
- Ya pero en ese momento estaba tan decidido que no pensaba que fuera a cometer una estupidez de las gordas. Se supone que tú y yo nos complementamos. Cuando uno de los dos va a hacer una tontería el otro le para los pies.
- Quizás quería que se lo dijeras para poder soltarlo yo también.
- ¿Estaba muy enfadada?
- Se le pasará. Ya sabes como es Lola. Después de la tormenta llega la calma.
- Sí pero es que Lola lanza rayos y truenos. Creo que la he cagado. ¿Cómo hemos podido llegar a este punto? Joder es por su culpa
- ¿Cómo que por su culpa?
- Sí. Hago estas tonterías por su culpa. Yo soy mucho más racional. Es por su culpa, por ser como es y por hacerse querer.
- Venga Txema, no puedes culpar a Lola por ser como es. Además fui yo quien te la presentó, la culpa debería de ser mía. Y tampoco creo que sea cuestión de echarle la culpa a nadie.
- Pero es que presiento que las cosas no van a ser como antes. Algo la conozco y sé que va ahora tomará distancias. ¿Con quién voy a ver ahora películas de zombis?
- Pero Lola no es la única chica en el mundo que ve pelis de zombis. Tu anterior novia también las veía contigo.
- Sí, ya lo sé. Pero Lola es la única que grita "cómetelo todo"
- Sí, es verdad. Tendremos que disculparnos con ella.
- Por cierto, ¿y a ti qué te ha dicho?
- Pues que no. Que no me quiere. Y yo voy y le he dicho un montón de tonterías. Y encima la he besado.
- ¿Que la has besado? ¿Y no te ha pegado un cabezazo ni nada por el estilo?
- No. Oye, ¿tú cuánto la quieres?
- ¿Cómo?
- Bueno Txema, esto no nos había pasado nunca. Nos gusta la misma persona, ¿qué hacemos?
- Pues la cosa no está como para jugársela a piedra, papel o tijera. Yo no quiero perderla como amiga. Antes éramos tú y yo solos pero ahora formamos un triángulo. Y si Lola desaparece sólo seremos una línea recta. Además a ti te gusta desde hace más tiempo y si ella tuviera que elegir estoy seguro de que se quedaría contigo. Os une un vínculo más especial. Pero tío, no la cagues con ella.
- ¿Estás seguro de lo que dices?
- Totalmente. Es sólo un amor platónico y sé que se me pasará. Voy a llamar para disculparme.
- Mejor que no. Ha dicho que nos llamará cuando pasen las fiestas. Creo que es mejor que la dejemos tranquila unos días. Parece que tiene otros asuntos más importantes de los que encargarse. La verdad es que últimamente nada más que le damos problemas...
- Por cierto Javi, ¿no iba a venir a pasar la nochevieja contigo la chica que conociste en Granada?
- Mierda! Lo había olvidado por completo. ¿Qué le digo?
- Pues tú verás, porque como Lola se entere de que viene después de decirle que la quieres no va a decir mucho en tu favor. Si la quieres de verdad tendrás que empezar a comportarte. Y dejar tus líos de faldas a un lado es un buen comienzo.
- Bueno pero puede venir en calidad de amiga. Además, no me he acostado con ella.
- Todavía. Javi, mete la pata una vez más y te daré un puñetazo. Y sabes que lo hago.
- Sí, lo sé por experiencia. Estáte tranquilo. Voy a portarme bien.

Al final llamé a la chica de Granada. No vino. A veces uno tiene que empezar por hacer lo correcto... Sobretodo después de cometer tantos errores.

15/1/09

57

Llovía a mares. Lola caminaba deprisa entre toda la gente que corría a refugiarse en las cafeterías. Grité su nombre pero no se volvió, aceleró el paso. Estaba claro que no quería hablar conmigo. Ahora o nunca pensaba yo. Eché a correr tras ella y me metí en un charco hasta la rodilla. Mierda. Siempre había pensado en el momento que me tuviera que declarar a una chica y de ninguna manera se parecía a esto. Cuando me esfuerzo sé que puedo ser un romántico. Alcancé a Lola y la agarré del brazo. Se dio la vuelta y me miró sin decir nada. Joder, todo lo que sonaba en mi cabeza se había perdido. Me había quedado en blanco.
- ¡¿Qué?!
- No te me quedes mirando así Lola porque me pones nervioso
- Déjame en paz, tengo que irme.
Se dio la vuelta otra vez y volví a agarrarla
- Lola espera por favor. No te vayas.
- Dilo ya de una vez y quédate tranquilo, qué más da lo que sienta yo o deje de sentir. Venga, dímelo
- ¿Sabes lo que quiero decirte?
- Sí, así que no des más rodeos. Suéltalo ya porque si no lo dices ahora no lo vas a decir nunca.
- ¿Cómo lo sabes?
- ¿Crees que soy tonta? ¿Crees que no me he dado cuenta? Lo sé porque esas cosas se saben. Y además te conozco. Te conozco porque somos amigos. A-MI-GOS. Si no lo dices ya te juro que me voy.
- Dame un minuto. Si ya lo sabes no tiene gracia. En mi mente todo era muy distinto. Quería que fuera un momento romántico. Aunque la lluvia también tiene algo de romanticismo.
- No Javi. No te confundas. Esto no es una puta película de amor. ¿Oyes la música?
- ¿Qué música?
- No hay ninguna música!! Si fuera una película ahora mismo sonaría una música de violines, quizás de piano. Sería todo precioso. Chico dice a chica que la quiere, chica cae rendida en sus brazos y hasta llora de la emoción y luego chico y chica se besan bajo la lluvia. Ahí tienes la estúpida escena. Pero no son así las cosas. La lluvia me moja y me pone de mal humor. Se me han mojado los calcetines y no me siento los dedos de los pies, tengo la nariz roja del frío y un montón de gotitas molestas en las gafas. Se me está cayendo el moco y lo peor de todo, me está saliendo la alergia. Mira mis brazos, se están poniendo de color verde. No me digas que la lluvia es romántica!!
- Desde luego Lola sabes como destrozar a la gente.
- No me hagas sentir culpable. Os lo he advertido y no habéis hecho caso. Esto no tiene sentido.
- Lola me da igual que te enfades. No puedes cambiar lo que siento por ti así que no te esfuerces en ir de mala.
- Y exactamente qué es lo que sientes Javi
- Ya lo sabes
- No, no lo sé porque nunca me lo has dicho. En realidad nunca te lo he oido decir y eso que cada fin de semana estás con una chica, ni siquiera se lo has dicho a tu madre.
- Vale joder quieres oirlo?. Te quiero. ¿Estás contenta? Te quiero, ¿me oyes?. Estoy enamorado de ti. Ey chavales, ¿véis a esta chica? Pues la quiero y se lo acabo de decir y se ha cabreado...
- Ssssh, basta ya Javi. No grites. Esto tampoco es romántico, estás haciendo el ridículo.
- Me da igual. Llevo demasiado tiempo dándole vueltas al coco. Me duermo pensando en ti, me levanto cuando sé que te voy a ver. Y he respetado que estuvieras dos años con un tío que te machacaba. Me estaba volviendo loco. Incluso pensaba en ti mientras follaba con otras.
- Joder, eso es asqueroso
- Lo sé, porque yo me sentía un asqueroso. Pero ahora estás soltera y tienes derecho a saber lo que siento. Además, sé que me quieres, pero eres una rareza, no hay dios que te comprenda pero mírate, vas más perdida que yo...
- No, yo no te quiero. Sí que te quiero pero no como tú quieres.
- Qué mal que mientes. Sé que me quieres. Pero estás muy jodida porque te han dejado por otra y te estás torturando pensando qué has hecho mal y cual sería la forma de vengarte. Puedes usarme.
- Usarte para qué?
- Para lo que quieras. Ahora no querrás una relación pero te estás planteando en ser una chica mala. Se te ve a la legua. Pero tú no eres así. Eres una romántica y nunca te acostarías con un desconocido, pero yo soy tu amigo.
- Joder! La madre que te parió. ¿Vas en serio? Ya veo lo enamorado que estás de mi. Lo único que quieres es llevarme a la cama! Soy sólo un trofeo más... y pensar que por un momento te había creído...
- No, Lola, no me malinterpretes. Nunca he usado a nadie como trofeo. Te quiero pero no quiero presionarte, lo siento. Sólo quería que lo supieras. Voy a esperarte.
- Noo! Yo no quiero que me esperes, no te pediría algo así. Oye, mira yo, no sé muy bien qué decir. Creo que crees que estás enamorado de mi pero en realidad no lo estás. Sabes que soy inalcanzable porque soy tu amiga. Y lo inalcanzable siempre es más atractivo que el resto de cosas. Soy todo un reto para ti. Pero en cuanto me tuvieras te cansarías. Las relaciones no son fáciles. Empezarían un montón de problemas y...
- Bésame
- ¿Qué?
- Que me beses.
- Si anda. Deberías de ser tú quien me besara a mi.
- Vale
No le dí tiempo a reaccionar y antes de que pudiera decir nada le cogí la cara con mis dos manos y la besé.
- Joder pero qué haces?
- Me has dicho que te besara
- Yo no te he dicho eso. Además así es como besas a todas las chicas? Me has agarrado la cabeza
- Porque sabía que te apartarías
- Esto cada vez se pone más patético
- Yo diría que se pone más interesante. Déjame que lo intente otra vez. Te prometo que no te agarro nada.
- No. Oye mira tengo que irme, se está haciendo tarde. Quedamos después de navidades y hablamos tranquilamente vale?
- Vale. No te olvides eh
- ¿De qué?
- De que te quiero
No me contestó. Subió al autobús y yo me quedé plantado, viendo como se alejaba y calándome hasta los huesos. No nos veríamos hasta después de vacaciones, iban a ser las navidades más largas de mi vida.