3/3/08

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Pasado algún tiempo Lola anuló su matrícula en la Universidad de Valencia y volvió a Alicante. su familia estaba pasando por un momento muy malo y sus padres rumoreaban con que iban a separarse. Lola estaba preocupada sobretodo por su hermano pequeño así que sin pensarlo dos veces decidió marcharse. Ni siquiera lo consultó a sus padres. Simplemente lo anuló todo, incluso dejó a su querido novio en Valencia, hizo su maleta y cuando llegó a casa a mitad de una semana cualquiera le dijo a su madre "he vuelto para ayudarte". Lo que Lola no sabía era la situación tan jodida que iba a encontrarse así que al final más que ayudar cogió el mando de la casa. Pasó a ser incluso la madre de sus propios padres ante tal desastre.

Yo tardé un tiempo en recuperarme. No era consciente de que Lola se había ido para no volver y no poder verla cada día me mataba por dentro. Todos los días me parecían lunes nublados. Hacía mucho tiempo que yo no iba a ver a mi madre a Alicante y entre semana nada más que quería que llegara el fin de semana para irme y poder ver a Lola. Lo malo es que casi nunca podía verla pero saber que me encontraba en la misma ciudad que ella me calmaba.

Un día sin yo esperarlo abrí mi buzón y entre todas las facturas y la propaganda vi un sobre hecho a mano con un montón de dibujitos. En el remite vi su nombre "Lola" y sin ni siquiera leer la carta me puse a llorar como un niño, antes de subir a mi casa. Entonces me di cuenta. Otra vez había actuado como un egoista. Mi querida Lola probablemente estuviera pasando por el peor momento de su vida y yo sólo pensaba que no podía verla todos los días. Ella necesitaba ayuda desesperadamente, un hombro en el que llorar (o incluso en el que pagar las cosas) y yo otra vez pensando en mí mismo. Ella que estaba tan ocupada y deprimida y aún había sacado tiempo de escribirme una carta de 10 folios donde se preocupaba por mí y me daba ánimos. En la carta me contaba historietas inventadas y un montón de cosas que me hicieron reir y quererla más aún. en la última hoja había pintado su mano de color azul. Me ponía una postdata que decía: "una tarde de desesperación me compré un bote de pintura y pinté mi habitación, he metido mi mano en el bote para mostrarte el tono de azul que he elegido, el azul es bueno para mi mente, a veces estoy en el cielo y otras veces en el fondo del mar". Y otra vez me leyó la mente porque seguidamente me dijo "no tengas la sensación de estar siempre en un lunes nublado, siempre siempre adelante"

Le hice caso, no podía dejar que se preocupara también por mí. ella me había cuidado durante mucho tiempo. Ahora me tocaba a mi, sólo tenía que convencerla de que se dejara cuidar.

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