30/1/08

34

- Javi, ¿por qué somos amigos? - dijo Lola. Llevaba un rato haciendo el pino en el sofóa, tenía toda la cara roja.
- ¿A qué viene eso ahora?, ¿la sangre en el cerebro ya te empieza a hacer efecto?
- No, es que se me ha ocurrido porque creo que aún no lo entiendo...
- Pues Lola muy fácil, me pareciste interesante y decidí hablarte. Luego coincidimos en el tren y aunque desconfiabas de mi al final accediste a tomarte un café conmigo. ¿Por qué desconfiabas de mi y luego te fías del primero que pasa?
- Pensaba que eras un pervertido. Bueno, un pervertido no, pero es que tengo novio
- Ya bueno pero eso no tiene nada que ver. Qué pasa que porque tengas novio ya no puedes hablar con otros chicos?
- Sí pero no es normal que un desconocido me pare por la calle y quiera conocerme, como si fuera yo una chica cañón...
- Lolita, no siempre se trata de querer conocer a chicas guapas
- ¿Me estás llamando fea en toda la jeta?
- Nooo, déjame que te explique. Me refiero a que no toda la gente es como tú crees que se fijan en el físico y ya está. Yo me fijé en ti porque tenías magnetismo.
- ¿Magnetismo? ¿Como en los anuncios de colonia?
- No, lo de los anuncios más bien diría yo que es atracción sexual
- Entonces yo no atraigo sexualmente
- Yo no he dicho eso - creo que me empezaba a poner colorado yo también, qué arte que tiene Lola para liarlo todo sin que te des cuenta
- Pues explícate porque me empiezo a cansar de ser la fea siempre
- ¿Pero quién te ha llamado fea? Yo no lo he hecho. Simplemente digo que tienes magnetismo, porqué pues no lo sé. Pero hay algo en tu carácter que me atrae. Simplemente me hipnotizaste y tuve un buen presentimiento contigo. Sentí que debía conocerte porque seguro que serías una persona interesante. Además andabas como perdida
- Es que no conozco bien la ciudad
- No me refiero a eso, sabías a donde ibas pero tu cabeza parecía que estuviese muy lejos. A parte de eso ibas poniendo carazas y me hizo gracia
- Magnetismo... me ha gustado esa palabra, es bastante sutil
- Ay Lolita no me líes, que sabes de sobra que eres la niña de mis ojos
- Mi novio dice que me apunte al gimnasio
- ¿Para qué?
- Pues para adelgazar, para que va a ser
- Tu novio es gilipollas (esto lo dije bastante flojo)
- ¿Qué?
- Yo no te veo gorda
- Claro, acabas de decir que soy la niña de tus ojos, a ti te importa un pimiento que esté gorda o no. Sólo soy tu amiga.
- Pues nada Lola, haz lo que él te diga y ya está.
- Me ve gorda porque sus amigas son muy guapas
- Perdona que te corrija pero creo que sus amigas son amigas tuyas desde que érais pequeñas no?
- Sí pero la gente cambia. Yo me he vuelto más arisca
- Y una polla. Además tus amigas son un callo. Yo ni las llamaría amigas. Un amigo no se burlaría del accidente que tuvo tu padre por ejemplo. Joder es que me cabreas. Deberías de ir un día y mandarlo todo a tomar por culo. Tú no eres como ellas, no sé ni por qué te esfuerzas en caerles bien. El colegio ya ha acabado no te sientas obligada a seguir atada a ese manojo de pijas modernas
- Coquetean con él
- ¿Con quién?
- Con mi novio, y él con ellas. Se piensan que estoy ciega pero esas cosas se notan. Empiezo a sospechar que ya no me quiere
- Yo creo que nunca te ha querido... Ay vale perdona Lola, no llores. Ven aquí
- Javi - me dijo entre sollozos - me duele la cabeza de estar tanto tiempo boca abajo. Como me deje me muero
- Como te mueras, te mato

21/1/08

33

Desde que Lola me arregló la casa pasábamos más tiempo en ella. Compró en una tienda de segunda mano un tocadiscos porque según ella era "vital para su existencia" y así pasábamos tardes enteras...
Una tarde tonta diluviaba y se puso melancólica. Estaba tirada en la alfombra con los pies en el sofá y yo estaba en el sofá intentando ponerle letra a una canción
-Quiero pelotazos- dijo ella
-¿Qué?
-Pelotazos, las patatas esas con forma de balón
-Sí pues como no tengas una canoa...
-Es que me aburro
Nota: con el tiempo me di cuenta que los pelotazos son un antojo muy fuerte. Cuando Lola quiere pelotazos a toda costa es porque: 1) está de exámenes y tiene ansiedad; 2) se aburre como una ostra; 3) no tiene exámenes pero sí ansiedad
- Joder Lola, no me sale la letra
- Deja que fluya
- ¿Qué?
- Ay nada
Se incorporó, se puso los auriculares y empezó a improvisar un discurso:
- Buenas tardes, les habla Lolita Cansancio desde Valencia. Hoy la ciudad llora y nadie se atreve a salir de casa así que pasen la tarde conmigo. Voy a ponerles una canción para días nublados pero antes un consejo... relájense, ponganse cómodos en su sofá, háganse un café y olviden todos los problemas del día. Dejense llevar por esta voz rota, rota por la vida... y por el alcohol...
Lola puso un vinilo de Tom Waits y mientras sonaba la música encendió unas velas. Fuera estaba tronando. La verdad es que llegué a la calma total y le seguí el juego. Estuvimos toda la tarde simulando hacer un programa de radio y nos lo pasamos bien. Lola supo elegir con una intuición casi mágica cada canción y al final como el que no quiere la cosa empezó a salirme la letra de mi canción.
- Gracias Lola, ya he comprendido lo de "dejar fluir"
- Si algún día tengo dinero, montaré un bar. Y haré allí mis sesiones de música, depende del día. El café será el mejor de todos porque lo compraré de comercio justo y una vez a la semana vendrá alguien a tocar sus propias canciones. Y pondré películas y haré sesiones de lectura...
- Y yo espero que algún día puedas conseguir tu bar

32

Nunca me he considerado un tipo materialista. Reconozco que dinero no me ha faltado. No era rico pero tenía para comer y darme algún capricho de vez en cuando.
A pesar de estudiar con beca siempre me he buscado algún trabajillo sencillo y no muy duro. En Valencia trabajaba en una tienda de revelado de fotos. Nunca he aspirado a hacerme de oro...
Vivía en un piso sencillo y casi ni tenía muebles. Tampoco era por ser minimalista ni por la moda esta de feng shui, simplemente tenía lo justo y necesario. No le daba importancia a los colores, ni a los muebles.
Cuando conocí a Lola y la llevé a mi casa por primera vez lo primero que me dijo fue "qué casa más triste, no tienes nada bonito". Yo le expliqué que era un piso de alquiler y aunque el casero me había dado permiso incluso para pintar las paredes yo no consideraba necesario molestarme en decorar la casa, es más, me parecía algo frívolo y materialista.
"Eso no es ser materialista Javi, no tienes ni idea. Tener un piso alquilado y darle un toque hogareño no es nada malo, yo haría maravillas con tu casa"
Yo lo dejé estar pero un día comprendí a qué se refería. Una vez (ya lo conté) me trajo un escritorio antiguo que se había encontrado en la basura. Lola le dedicó más de una tarde a restaurarlo. Lo lijó, lo limpió, lo pintó y lo barnizó con mucho mimo y luego lo puso en mi recibidor. Yo antes simplemente tenía un perchero para poner el paraguas pero enseguida me encariñé con ese escritorio. Además Lola puso en él una lamparita pequeña con una bombilla de colores y cuando yo llegaba a casa tarde y ella ya estaba durmiendo, la lamparita siempre la dejaba encendida. Y a mi me hacía mucha gracia porque en cuanto entraba y veía la bombilla de tonos anaranjados enseguida pensaba "por fin he llegado a casa"
Un día Lola me llevó a su casa. Compartía piso con dos chicas más y ella vivía en la habitación más pequeñita. Cuando entré en aquel cuadradito que encima daba a un patio interior aluciné. En la cama tenía una colcha de lana de colores con varios cojines de espejitos. De la lámpara colgaba un duende. Las puertas del armario estaban llenas de fotos de su hermano y anuncios de películas. Tenía un montón de cosas y me di cuenta de todo lo que significaban para ella.
Así que después de pensármelo mucho le dije que la dejaba decorar mi casa. Digo que me lo tuve que pensar porque Lola es muy "rococó" y sabía que si me descuidaba mucho más que una casa tendría un museo... Lo bueno es que la tuve feliz unas semanas.
En pocos días la casa estaba limpia y reluciente pero también irreconocible. Lola convirtió mi "piso de mierda" en un verdadero hogar y por qué no decirlo, mi terracita en una selva. Eso sí, reconozco que las margaritas que tomábamos en el balcón sabían mucho mejor desde entonces, acompañadas de olor a jazmín...